La francmasonería o masonería es un conjunto de prácticas iniciáticas, filosóficas, simbólicas, filantrópicas, no religiosas y esotéricas1 que tienen como objetivo la búsqueda individual de la verdad y la mejora y el perfeccionamiento espiritual, moral, intelectual y personal de sus miembros. La masonería es también filantrópica y aspira a mejorar la sociedad por dos vías: por la acción caritativa de las logias y mediante la influencia positiva de los masones en su entorno a través del ejemplo de virtud y amor por los demás.
El método masónico es la herramienta de formación basada en el simbolismo de la construcción que permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno. La masonería no es una religión y no tiene verdades reveladas ni dogmas aunque sí posee normas, principios y valores. El método masónico está compuesto de ceremonias, protocolos, símbolos, exposiciones orales y debates, todo encaminado a crear en el masón reflexiones y emociones que le ayuden a mejorar como persona.
Los masones se organizan en fraternidades denominadas logias, que a su vez pueden estar agrupadas en organizaciones de ámbito superior normalmente denominadas «Gran Logia», «Gran Oriente», «Orden Masónica» o «Gran Priorato».
La masonería actual es heredera moral de las antiguas cofradías de canteros y constructores (freemasons, francmaçons). Estas cofradías del gremio de constructores poseían ciertas prerrogativas que les permitían reunirse en secreto y que sus conocimientos no estuviesen supervisados por el poder real o eclesiástico. Aprovechando esa circunstancia, se convirtieron en centros de estudio y debate de temas prohibidos ajenos al ámbito arquitectónico: filosofía, política, esoterismo, moral, misticismo, etc. En su afán de incorporar conocimiento, o en ocasiones para adquirir influencia, las cofradías comenzaron a admitir a miembros que no estaban vinculados al gremio de la construcción. A estos miembros se les llamó masones aceptados. Con el tiempo, algunas de estas logias acabaron estando íntegramente formadas por masones aceptados y perdieron su condición de gremio profesional. Había nacido la masonería especulativa o simbólica que es la que practicamos hoy en día.
Esta masonería moderna, especulativa, se consolidó entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Mantuvo originalmente las ceremonias propias del antiguo gremio de constructores y sus símbolos pero su función ya no era la de transmitir los secretos del arte de la construcción sino los de un sistema particular de mejora intelectual, espiritual, personal y social; la construcción ahora era interior. En los siglos posteriores alcanzó gran fama entre los intelectuales y fue incorporando conocimientos y prácticas de otras tradiciones iniciáticas y filosóficas que enriquecieron enormemente las ceremonias masónicas y el abanico de temas para la reflexión y el estudio. Fue así que se pasó de un sistema de sencilla ceremonias y solo dos grados a ceremonias mucho más elaboradas y sistemas divididos en múltiples grados. Actualmente existen en todas las corrientes masónicas tres grados básicos, Aprendiz, Compañero y Maestro, pero a partir de ahí hay decenas de grados complementarios agrupados en Órdenes o Ritos que permiten ampliar la práctica masónica si así se desea. Estos grados adicionales solo confieren al masón conocimiento y experiencias y no poder ni jerarquía orgánica sobre los tres primeros grados.
La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en la masonería, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la regularidad masónica. La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas que en ocasiones ni siquiera se reconocen legitimidad entre ellas.
Por tanto, la masonería no es única ni está unificada. No existe una organización internacional ni un organismo superior que coordine toda la masonería sino que en cada país conviven múltiples organizaciones masónicas independientes. Esto supone la existencia de cientos de organizaciones masónicas independientes en todo el mundo, cada una con distintos enfoques sobre los principios de la masonería o sobre los objetivos y finalidades de la práctica masónica.
[1] El término esotérico (del griego ἐσώτερος: «de dentro, interior, íntimo») se aplica al conjunto de conocimientos, doctrinas, enseñanzas, prácticas, ritos, símbolos, rituales, técnicas o tradiciones de una corriente de pensamiento que utiliza secretos, símbolos incomprensibles o de difícil acceso y que se transmiten únicamente a una minoría seleccionada denominada iniciados, por lo que no son conocidos por los profanos. El esoterismo busca entender el mundo y al hombre a través de sus causas internas, a diferencia del conocimiento exotérico, que busca los efectos y las causas externas.